ANNUAL, EL CAMBIO DE PARADIGMA EN LAS OPERACIONES 101
Grupo de Regulares, para atender a servicios de administración, a la compañía
de ametralladoras y completar las unidades indígenas.
Mientras en Melilla Silvestre reorganizaba sus tropas, el 5 de mayo
de 1920 cayó el gobierno de Allendesalazar, que fue sustituido por Eduardo
Dato, manteniendo a Bermúdez de Castro como ministro de Estado, mientras
el vizconde de Eza asumía la cartera de Guerra.
Por su parte Silvestre, para acometer la ocupación de Tafersit, concentró
lo más bragado de sus fuerzas, en la línea de contacto, unos 7.000
hombres, organizados en dos columnas: una en Kandusi y la otra en Zoco
el Telata. Dejaba en retaguardia unos 17.000 hombres, en su mayoría del
primero y segundo año en filas, y algunas mías de policía para atender a los
numerosos destacamentos, a los servicios administrativos y a la logística de
plaza; y a los enfermos y los turnos de descanso.
Verano de 1920. Hacia Beni Urriaguel: ocupación de Dar Drius y Tafersit
Durante los primeros días de junio de 1920 se desarrolló una intensa
labor de atracción política, que en esas fechas ya se encontraba muy avanzada
por el trabajo realizado por el prestigioso Coronel Gabriel Morales,,
jefe de la Subinspección de Tropas y Asuntos Indígenas de la Comandancia
General de Melilla. Y el día 20, las fuerzas ocupaban Dar Drius, pacíficamente.
El mes de julio se dedicó a acondicionar el campamento, cuya ubicación,
táctica y estratégica, reunía todas las condiciones para convertirse
en la gran base de operaciones desde la que irradiar la acción protectora de
España en la zona oriental. Dar Drius se encontraba en el extenso Llano de
Sepsa, en el valle del Kert, y muy cerca del río. Estaba situado a caballo de
la principal vía de comunicación natural que, a través del collado de Tizi
Aza y del barranco de Izumar, penetraba en los territorios de las belicosas
cabilas del Rif central, previas a Beni Urriaguel.
Entre los días 9 y 22 de julio, el nuevo ministro de la Guerra, vizconde
de Eza, visitó el teatro de operaciones, entrevistándose con el Alto Comisario
y los jefes de las comandancias. La situación política y militar del territorio
le causó muy grata impresión. A su vuelta en Madrid se encontraba eufórico
por la «acertadísima la línea de conducta del Alto Comisario»25, en aquel momento
pensaba que «la acción militar … pueda concluir en dos o tres años».
25 Memoria del vizconde de Eza, relativa al viaje desarrollado al protectorado en JUL1920.
BERENGUER (1948).
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 101-148. ISSN: 0482-5748