LA ESPAÑA DE 1919-1923 Y SU PROTECTORADO EN MARRUECOS 57
ban y, a la vez, rebajar “la contribución de sangre” que suponía el envío de
soldados de reemplazo. Las bases para una nueva ley de reclutamiento se
establecieron por Ley de 29-VI-1911. Seguiría un amplio catálogo de disposiciones
normativas cuyo objetivo final era la creación de un Ejército en el
cual el voluntariado, por el momento de nacionalidad española, constituyese
la masa principal con la salvedad de algunas unidades indígenas, aunque
éstas no podían intervenir en la Península, Canarias o Baleares. Así nacieron
indirectamente las llamadas Fuerzas Regulares (R.D. 30-VI-1911).
No obstante las limitaciones de todo tipo, que continuarían afectando
a la incorporación de tropas nativas, se acabó dando paso a la Ley de reclutamiento
y reemplazo del Ejército (19-II-1912) cuya redacción definitiva se
publicó el 27-II-1912. En ella se suprimían, al menos sobre el papel, algunas
de las figuras que mayor desagrado generaba en el sentimiento popular, la
sustitución y la redención a metálico; y se patrocinaba el voluntariado “con
premio” adecuadamente instruido, con excelente forma física, con conocimiento
del terreno y de los habitantes de la región; y bien remunerado.
Hemos seleccionado las líneas siguientes para poder apreciar en toda
su crudeza, las dudas y contradicciones que rodeaban a lo relacionado con
Marruecos, en especial en el camino de lo militar:
El rechazo popular a la “aventura africana” hacía preciso evitar en lo
posible el envío de soldados de reclutamiento forzoso para defender en África
intereses coloniales que, aún a cargo de España, en ningún caso y por ningún
concepto, pueden obligar como si se tratara de una guerra regular entre
naciones, en la que todo ciudadano estaba obligado a defender la integridad
de la Nación y el honor patrio. Este era entonces y lo sería, de manera más
o menos encubierta, durante mucho tiempo, el concepto que se tenía de la
situación en Marruecos, no ya en la prensa de oposición, sino en el propio
Ministerio de la Guerra59.
El general Aizpuru mantuvo este planteamiento durante su mando
al frente de la Comandancia General de Melilla (9-VII-1915/28-I-1920) al
igual que había hecho su antecesor, Gómez Jordana.
Durante los años previos de la Gran Guerra se consiguió controlar
algunas cabilas y ocupar en parte el territorio de la zona del Muluya y del
Kert; no sin tener que recurrir frecuentemente a la fuerza para dominar los
desórdenes provocados. Así pues se perseveró en el empeño de captar nuevos
voluntarios, mediante R.D. (10-VII-1913), que mejorando las condiciones
para su alistamiento. Un paso más, en este sentido, se daría con el
59 Archivo General Militar, M S 2-10, leg. 17.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 57-74. ISSN: 0482-5748