EL GENERAL MANUEL FERNÁNDEZ SILVESTRE: ANÁLISIS DE… 365
una marcha sencillamente ruda o penosa por las circunstancias del día, pero
nada más; no dejó rastro de ninguna clase, ni materiales ni morales, ni hay
que hacer de ella una mención especial, y mucho menos en los términos en
que lo hizo el citado corresponsal»24.
Quizá el papel que Silvestre quiso otorgar a la prensa en su labor, tanto
en Larache como en años posteriores, fuese uno de sus mayores errores.
La función de altavoz y de propaganda que podía ejercer era un arma de doble
filo que fácilmente podía volverse en su contra, como así ocurrió en los
continuos desencuentros con Luque ante las noticias, ya fuesen favorables o
desfavorables, que aparecían continuamente. Unos desencuentros, por otra
parte, que parecen provocados más por la suspicacia del ministro de la Guerra
que por la labor del propio Silvestre, quien llega, incluso, a ser defendido
por el coronel Prestamero, de absoluta confianza de Luque, que comunica
que por mucha pasión en las formas que ponga Silvestre, en el fondo está
siguiendo las órdenes recibidas con total corrección y que, además, está
resultando la persona más indicada para el puesto.
Tampoco se puede negar que la personalidad de Silvestre no era la más
apropiada para según qué actitudes que, podría considerarse, entorpecían su
trabajo. Con lo cual no es extraño que a la carta del ministro respondiese, además
de con la corrección debida, con cierta sorna «He recibido sus instrucciones,
… no hemos tenido incidente alguno ni bajas de personal, consiguiendo
con los itinerarios practicados poner la columna a mis órdenes en condiciones
de resistencia que antes no tenía y que eran de absoluta necesidad para evitar
contrariedades de cuya responsabilidad he querido eximirle25».
Una respuesta, por otra parte, que ha servido para reforzar las tesis
sobre la actitud prepotente esgrimida por Silvestre a lo largo de su carrera en
el trato con sus superiores, sin plantearse estas, de nuevo, ni el contexto ni lo
inverosímil de las propuestas de un general sobre la instrucción de la tropa.
No debemos obviar, por tanto, a la hora de analizar con justicia la figura
de Silvestre, los informes que sobre él redactaba el coronel Prestamero y que
el ministro Luque remitía a su vez al ministro de Estado con su visto bueno.
Tal como señala Serrano Vélez, en uno de estos informes se presentan las
claves para entender quién era y cómo actuaba Manuel Fernández Silvestre:
«Silvestre resulta muy a propósito para esto. Es osado, activo, conoce
esto y goza de simpatías. Tiene una altanería estrepitosa que lleva en sí algo
cierto o algo incierto, es decir, un algo que realza las apariencias, si es que
no da nervio a las realidades por el efecto que causa entre el público, es decir,
24 SERRANO VÉLEZ, Manuel: op. cit. pág.75.
25 SERRANO VÉLEZ, Manuel: op. cit. pág.77.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 365-412. ISSN: 0482-5748